RECOMENDACIÓN PUBLICITARIA PARA LAS FIESTAS Y FERIAS DE HARO 1902
Una descriptiva crónica publicada en La Rioja "sección Haro", probablemente redactada por Pedro Leopoldo González, es un valioso ejemplo de recomendación publicitaria, en la que se animaba a los lectores a visitar y comprar en esta ciudad en las fiestas y ferias de septiembre, pero curiosamente la mayoría de los recomendados correspondían a los anunciantes que aparecían tres páginas más allá de este artículo.
Al parecer, las fiestas de Haro de septiembre de 1902 tuvieron algunas restricciones en su presupuesto, por lo que fueron criticadas por el corresponsal que veía sólo el atractivo de hacer negocios. De esta manera tan peculiar e interesante tenemos una descripción detallada de algunos de los comercios de Haro de 1902.
"SECCIÓN DE HARO
(Veánse en 4º plana los anuncios de esta Seccion)
- Ciertamente que no tendrá muchos recreos en qué entretener sus ocios quien venga con el exclusivo objeto de divertirse. Esta vez, fuera del espectáculo cultísimo del teatro, nada hay que llame la atención.
Lástima es que oficialmente, no se haga más para sostener la animación de las ferias. No lo digo por mí, que ningún aliciente de esos necesito para venir aquí todos los años. Mi viaje nada tiene que ver con la diversión, sino con los negocios.
-De ese modo usted nada echará de menos, porque quien viene a asunto comerciales, antes hay que busca el bullicio de las fiestas.
-Así es, que y por eso adelanto cuanto puedo el día de la llegada. Al empezar las ferias, invariablemente, es mi costumbre, comienzo a visitar los comercios para realizar las comprar. Después, libre del objeto principal de mi viaje, dedico un día o dos, si las fiestas merecen la pena, a "echar una cana al aire".
-¿Y que artículos hace usted objeto de su comercio?
-Varios son los que necesito para el surtido de mi casa. Esta vez cargaré principalmente alcoholes, aguardientes licores y géneros coloniales.
-En este caso yo le indicaré a usted, buenos almacenes y fábricas donde encontrará cuanto desee en ese ramo, de la mejor calidad y a precios que por lo económicos no podría usted ni soñarlos.
-Muchas gracias. No es menester que usted se moleste: por mis constantes relaciones en esta plaza, conozco hasta sus últimos rincones.
-En este caso nada tengo que advertirle usted sabrá elegir entre los más respetados comercios.
-Vea usted si no sus nombres. En casa de Dionisio del Prado, además de sus ponderados alcoholes y aguardientes, compro el sulfato de cobre, el azufre flor sublimado y sus famosos abonos minerales.
-Veo que usted lo entiende.
-Del almacén de los hijos de Sánchez llevo sus renombrados licores, los cognás y aguardientes, y ahora he comenzado a gastarles un abono animal para todos los cultivos, que los labradores elogian mucho, por los excelentes resultados que con ellos obtienen.
- Eso se llama tener buena vista para los negocios.
-En la casa de la señora viuda de Iturriagagoitía, almacén bien surtido de géneros ultramarinos,adquiero, además de éstos, sur ricos vinos de Rioja, marca de la casa, que se están abriendo mucho camino en el mercado.
- Observo que sabe usted lo bueno en todo.
- De La Taza de Plata, llevo comestibles finos y lo que concierne al ramo de la confitería. ¡Ah! y unos quesos frescos de bola, nata, gruyere y rochefort, que me los quitan de las manos. En la Taza de Plata hay mucho y bueno donde elegir, así es que sin querer, cuando entro allí, que es con frecuencia, siempre compro más de lo que llevaba pensado.
-En verdad que le creía ducho en estos asuntos.
-Pues, siga usted escuchando: Para mí comercio de telas me surto con grandes ventajas del almacén de don Francisco Roig e hijos, que en antigüedad, seriedad e importancia le sobrepujan pocos.
-Eso es cierto
-Más abarcan mis negocios, y aunque no en tan grande escala como en los ramos que dejó enumerados, trabajo en ferretería.
-¿Eso y más? ¿Y dónde hace usted las comprar?
-De ferretería en el nuevo comercio de los señores J. Besga y Compañía, en la calle de la Libertad. Allí hay muy buenas cosas y me encanta la equidad con que se hacen las ventas y la plausible costumbre que sieguen estableciendo el precio fijo, que da variedad a las contrataciones.
-Estamos de acuerdo.
-En la ferretería del señor Gallego, en la plaza de la Cruz, tomo las tulipas, lámparas eléctricas y otros aparatos, todos muy bonitos, para el alumbrado.
-Pues, le alabo a usted el gusto y le felicito por su acierto. ¿Y ahí terminan sus negocios?
-De ningún modo. Vendo gaseosas y agua de seltz de las fábricas La Perla Riojana de Aguiñiga y de Martínez Lacuesta.
-Con tanto negocio ya tiene usted ocupación para unos días.
-De ningún modo. Les dejo la nota de pedidos a cada uno de los comerciantes mencionados y nada más tengo que hacer. En cuarenta y ocho horas queda todo despachado.
-Siendo así, sentirá usted que no celebremos grandes fiestas, donde pudiera divertirse.
-No por mi lamento que no las haya; por mi señora y mis hijos, a los cuales hubiera traído gustoso a pasar un par de días.
-Y como no las hay se quedan en su casa. Como a usted, he oído a otros muchos negociantes.
-Pues, así lo han dispuesto los que mandan. Tengamos paciencia.
9 de septiembre 1902"
Comentarios
Publicar un comentario