Su fábrica tuvo una cierta importancia y su marca era recomendada por los ingenieros agrícolas, siendo conocidos los "abonos Arteche" en toda Castilla y en las regiones próximas.
Su fama trascendió su ámbito local, así en la Gaceta Agrícola del Ministerio de Fomento (1876) en un articulo que nos habla de los primeros e innovadores fosfatos de Cáceres y su trasporte en ferrocarril se mencionan "... los Sres. Utor y Saenz, de Madrid, y el Sr. Arteche, de Haro, que fabrican con ellos los superfosfatos que dan excelentes resultados".
Poseyó varias concesiones de minas en Aldea Moret (Cáceres), población donde gozaron "los fosfatos de mayor riqueza en España", pero también explota concesiones en Cabeza Rubia, con las minas San Juan, Los Ángeles y Moztezuma en Cáceres: con las concesiones de Santa Elena y San José y otras, en los términos de Santamaría y Villamiel.
UNO DE LOS SOCIOS DE 'LA INDUSTRIAL'
También participó entre muchos de sus negocios, en la fábrica 'LA INDUSTRIAL' que giraba
bajo la razón social Diez, Salazar y Cía siendo Ángel G. Arteche, uno de
los socios comanditarios. De esta industria de las que existían muy pocas en España conocemos detalles, gracias a la descripción que se hace de ella por
un incendio que se produce en 1894:
"Esta fábrica tan
grande, que producía diariamente 500 kg de ácido tartárico, 100 de crémor tártaro;
540 litros de alcohol de 98; 1.500 litros de alcohol de 91º, y otros artículos
de menor importancia. Estaba dotada con los aparatos y máquinas más modernas
movidas por dos generadores gemelos de 200 CV, con dos máquinas horizontales,
tres rotativas centrifugas, dos concentradores al vacío, cuatro Calderas corrientes
discontinuas, un aparato destilador continuo sistema Egrot, un rectificador
continuo sistema Saball y perfeccionado por Carré y otra infinidad de aparatos..." Nada más, ni menos que una inversión de 1.000.000 de pesetas.
EL FARMACÉUTICO INVENTOR
Fue un farmacéutico con inquietudes y así gana la medalla de bronce en la 'Exposición farmacéutica Nacional de 1882'.
Su carácter emprendedor e innovador le lleva a registrar un Privilegio de invención de los fosfatos orgánicos (1877) o en 1888 registra la patente nº 7.727, para la mejora de producción de los llamados superfosfatos.
El carbonato ferroso inalterable que fue a la Exposición Universal de Filadelfia.
Nuestro protagonista, tuvo otras iniciativas dentro de la química, así inventó el carbonato ferroso inalterable. Un preparado que facilitaba la digestión. Su importancia en la farmacopea se justificaba en el catálogo español de la Exposición Universal de Filadelfia de 1876 donde participó, en el que se dice como ventaja: “que se conserva indefinidamente y no pasa a férrico antes de ingerirse en el estomago”
A este preparado, en 1877, le dedica una mención 'El semanario farmacéutico' cuando es admitido a evaluación en el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid Nuevamente, es citado en 1883 en la publicación la 'Farmacia Española'.
Curiosamente este compuesto se podía comprar, entre otras farmacias, en la de Salustiano Orive, de la calle Ascao de Bilbao, y a su vez Ángel Arteche, publicitaba como testimonio de experto la virtudes del Licor del Polo. (Orive era de Briones, y tuvo fábrica de perfumes en Haro, así que era una colaboración entre riojanos).
UNO DE LOS SABIOS DE LOS VINOS DE RIOJA MODERNOS
Ángel G. Arteche, falleció en 1912 y fue enterrado en el panteón familiar de Azofra. Su vida como cosechero transcurrió entre la viticultura tradicional que probablemente aprende en su juventud y los cambios de la enología moderna que conoce gracias a su formación como farmacéutico.
Sus conocimientos de La Rioja y sus tierras de cultivo podemos comprobarlo en algunos artículos periodísticos de divulgación publicados en el periódico La Rioja como el titulado 'El Oja fertilizante' [1909], en el que hace un descripción de la formación de los suelos de la región desde los tiempos terciarios o al artículo Sobre el antifiloxérico del Sr. Varela' [1903] que destaca en su argumentación sus brillantes conocimiento de química.
A Ángel G. Arteche, hay que situarlo en el contexto de su tiempo, en el que empiezan a soplar nuevos aires, especialmente a partir de la filoxera francesa (1868). Son momentos de modernización, pero en los que todavía tardará en fundarse la Estación Enológica de Haro (1892), institución fundamental por su vocación pedagógica e investigadora especializada en el vino.
A falta, de un organismo que centralizara estos conocimientos, los ingenieros de la Diputación, los técnicos franceses y las personas instruidas como nuestro protagonista, fueron un referente en la Rioja de su época. A ello contribuyó, su actividad de fabricante y vendedor de fertilizantes químicos, así en muchos casos, debió actuar de asesor técnico, y a la vez se benefició del conocimiento aportado por sus compradores. Era un viticultor experto y un químico excepcional.
El bodeguero de éxito.
En 1886 funda su bodega en Haro. En 1899, años de éxito y consolidación, sus vinos se venden alambrados con un precinto de plomo para evitar falsificaciones y solicita autorización para construir su muelle cubierto y cerramiento del patio frente de su bodega subterránea.
En torno a 1906 podemos ver publicidad, en el que se ha incorporado a esta bodega de Haro, la familiar de Azofra y otra en Bañares. Vendiendo además del vino fino de mesa, vino moscatel en cuarterolas de 150 litros.
En 1908 sus caldos se venden en toda España y en Filipinas, Cuba, México, Uruguay, Argentina... Tras su deceso en 1912 la continuidad de su bodega de Haro se antojó compleja, ya que en 1910 falleció su hija María Ángeles y sus sucesores eran sus cuatro nietos y su yerno el Duque de Moctezuma de Tultengo y Marqués de Tenebrón.
Hola, me ha parecido increíble la historia de G. Arteche, verdaderamente es uno de los grandes hombres del vino de rioja. Es una pena que sea un personaje desconocido. Gracias por sacar estas historias a la luz. J-M
ResponderEliminarHola, gracias por el comentario. Todas las historias tienen su historia, pero no todas tienen su reconocimiento, sin duda alguna este es uno de los casos.
ResponderEliminar