LAS LEJÍAS QUE MATAN MICROBIOS LLEGAN A LOGROÑO.
El invento de la lejía tuvo su origen en Francia en el s. XVIII, en una fábrica del conde de Artois localizada en Javel. El nuevo preparado llamado agua de Javel, tenía poder blanqueante y fue mejorado por Alvan y Vallets, al desarrollar la lejía de hipoclorito potásico en 1792 y más tarde, el farmacéutico Labarraque en 1820 cambió el potasio por el sodio. Finalmente cuando L. Pasteur, a finales del siglo XIX descubrió que la infecciones y transmisión de enfermedades se deben a la existencia de microorganismos se popularizó su uso como desinfectante.
Pasó de emplearse principalmente en el blanqueamiento de la ropa, a convertirse en un desinfectante polivalente. Este post es una microhistoria de como se fue incorporando su uso en Logroño y en la vida de todos.
El terror a los microbios y la lejía que los mata.
"Trasladémonos a la cama del enfermo con su escupidera, vaso de noche, encerrado aquel en una sala donde el aliento, el hálito de las deyecciones y excreciones impregna el recinto, cuyo ambiente no puede renovarse las más veces por temer a que un enfriamiento brusco precipite una contraria e inesperada crisis, amén de los esputos que allí permanecen debajo la almohada, y por añadidura el constante sudor impregnando las sábana, que tampoco puede cambiarse y que por la mugre y temperatura son asiento de organismos de mil especies no clasificadas, entre las cuales hay que suponer las determinantes de la infección específica..."
La concienciación de la necesidad de la desinfección de la ropa, de los hogares y enseres a finales del s. XIX es una realidad, que se asimilará rápidamente gracias especialmente a las epidemias de cólera, diftería... que se producen. (Ver post: lavaderos y coladeros públicos en Logroño)
Breve y significativa referencia a la epidemia del cólera de 1857 en la prensa nacional |
*El censo de 1857 de Logroño y sus barrios nos da una población de 10.711 h. la mortalidad del cólera y sus consecuencias fueron enormes.
LAS LEJÍAS LÍQUIDAS QUE SE COMERCIALIZARON EN LOGROÑO A FINALES DEL S. XIX Y PP. XX.
Anuncio de 1871 del Imparcial. Las lejías líquidas van sustituyendo a los "enlegiadoras" en el lavado de la ropa. |
Marca registrada en 1947 |
Su empleo está al alcance de todas las clases, es decir su baratura. No hay necesidad de ir a los lavaderos públicos, donde frecuentemente se contagian la ropa por estar en contacto con la de enfermos.
Se hacen las coladas en casa con comodidad, limpieza y sin interrumpir las faenas domésticas. Aumenta la duración de la ropa, no quema ésta, ni las manos, economiza, jabón, leña, tiempo, trabajo, y dinero, blanquea la ropa aunque no le de el sol, la desinfecta, quita las manchas de tinta, vino frutas, vinagre y otras. Después de emplearla en la colada, sirve para fregar suelos, limpia la loza, cristal y demás vasija del baño.
¡Todo un progreso en la higiene y limpieza!
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En un cubo de madera se mezcla UN LITRO de lejía con 35 de agua fría en verano y tibia en invierno. Después de lavada la ropa en la forma usual, se colocan las piezas una por una, bien extendidas, sin apretarlas, procurando poner las prendas más sucias en el fondo y las más limpias arriba, teniendo cuidado que el líquido las cubra bien, se dejan de esta forma una noche y luego se aclaran. Las manchas de vino, tinta etc., deberán mojarse un poco antes con poco de lejía pura.
LAS LEJÍAS DE LA FÁBRICA DE JABÓN.
Testigo muy esclarecedor de esta vinculación entre la elaboración de jabones y lejías es el anuncio que se reproduce de la Fábrica de jabones de Anselmo Franco, situada en Logroño en la zona de Valbuena, que también vende, elabora lejías y regala la sobrante de la fabricación de jabones. (Ver panel)
Se tiene noticia que en 1899, en Logroño se expendía en las tiendas de comestibles la llamada "Lejía logroñesa", que probablemente fue un caso similar al anterior, es decir, una lejía residual de la fabricación de jabones comercializada a granel y no una marca con ese nombre.
Fabricación de lejía en la industria jabonera
El Jabonero Practico de Manuel López Camuñas. de 1877, nos indica que por aquellos años la lejía para la fabricación de jabón se obtenía de origen mineral comprándola en determinadas droguerías, y era "una piedra muy dura y blanca como la nieve, pero a pesar de su dureza era soluble con agua fría, y aún mucho más, en caliente".
Gaceta Médica 1853 Son umerosas las recetas de diferentes jabones que contenían la llamada "Lejía de jabonero" |
BARRIL CON SOSA SOLVAY |
Por esa época, también se consolida en sector químico industrial internacional que fábrica sosa. Entre estas industrias destaca por su novedoso proceso Solvay, empresa fundada en 1880 en Alemania que se establece en España en 1904. También se incorporarán otros avances como la electrolísis que favorecerá el abastecimiento de productos químicos esenciales para la fabricación de jabón y lejías.
Muy rápido marcas como la Estrella (1890), La Preciosa (1894) distribuida también por la fábrica de jabones "la Riojanita", podamos verlas anunciadas en el periódico La Rioja en 1895 poco después de ser patentadas (privilegiadas). Este dato nos da una idea de la rápida expansión que tienen en España las nuevas y modernas "lejías líquidas" y las dimensiones de determinadas fábricas que pueden suministrar este producto químico más allá de su ámbito local.
A partir de 1900 las marcas que se distribuyen en La Rioja se multiplican, y por ejemplo, aparecen las lejías "Venus", "La Cruz Roja", "La Ibérica", "Las Tres Hermanas", "La Vizcaína"... y fabricantes como Salvador Casamitjana de Barcelona será propietario en 1902 de más de 13 marcas registradas entre de las que se encuentran, "La Estrella". "Conejo", "El Sol" "La Maravilla", "Esquella", "La inglesa", muchas de ellas con distribución en La Rioja.Como caso curioso, se puede destacar el de "La Aragonesa", que empieza vendiendo su lejía en Logroño en 1914, y años después, descentralizará su producción y elaborará esta marca además de en Zaragoza, en la capital riojana.
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Nota:
El término de lejía con el tiempo se utilizó con diferentes formulaciones.
Muy pronto el Estado Español reguló las legías y determinó que son las que contienen 37 gramos de cloro, 40 gramos de alcalinidad cuántica o su equivalente de 56 gramos de carbonato sódico anhídrico (pudiendo cambiar estas cantidades de formar proporcional). El Manual Galallach de 1935 cita que se podía obtener una buena lejía comercial mezclando las dos siguientes disoluciones:
a) Cloruro de cal 2,30 kg + 10 litros de agua. b) Cloruro sódico anhídrido 5 kg +10 litros de agua.
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