¿Cómo lo hacían? MÁQUINAS Y ARTILUGIOS MECÁNICOS EN LA INDUSTRIA CONSERVERA DE PRINCIPIOS DE S. XX



En el s. XIX y pp. s. XX las fábricas riojanas de conservas  vegetales fueron las más numerosa e importantes de España. La Rioja fue por entonces, una región donde se experimentó con las primeros artilugios y máquinas que desarrollaron esta industria hasta entonces desconocida.



Aquellas primeras conserveras... 

La mayoría, eran factorías artesanales que empleaban abundante mano de obra y solo disponían de la ayuda de algunos artilugios y máquinas manuales. 

Pasarán décadas hasta que lleguen a estas industrias la mecanización y automatización, pero con el tiempo, progresivamente se incorporarán  un repertorio de  ingenios mecánicos y una variada calderería que facilitará enormemente el duro trabajo de estos centros fabriles. 

Aquí se muestran algunas de ellos:


MÁQUINAS Y ARTILUGIOS MECÁNICOS EN LA INDUSTRIA CONSERVERA DE PRINCIPIOS DE S. XX

LA DESGRANADORAS DE GUISANTES

En 1892 cuando se visitaba la fábrica de Vista Alegre de Trevijano e Hijos, causaba sensación sus máquinas alemanas para el desgranado y clasificación de los guisantes (ver recorte del periódico La Rioja). Años después, estos artilugios fueron modernizándose y así en 1915 podemos ver otros prototipos, esta vez franceses, que se debieron vender con bastante éxito en España.



Máquina para desgranar guisantes.
La más antigua y la más empleada es la Faure Peletier, pero
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 le superaba, en todo, la de la casa Navarre de París. 
Constaba de un tambor de láminas metálicas perforadas,    que giraba sobre sus ejes sobre este y en el interior del cilindro, daban ligeramente vueltas cuatro paletas de madera, inclinadas formando hélice. Tambor  y palas giraban en una misma dirección  pero con más velocidad las últimas  que el primero.

Los guisantes que se introducía por uno de sus extremos, quedaban entre el cilindro y las paletas; las vainas se abrían, pasando las semillas a través de los agujeros, mientras que las cáscaras salen por la parte opuesta de la criba. 

Como accesorio tenía esta máquina, por debajo de la  criba, un telón barnizado y húmedo  que giraba sobre dos cilindros. Los guisantes resbalaban por encima de dicha tela para caer en un cajón inmediato, mientras que las películas, hojas y demás impurezas quedaban adheridas a la tela, que con un movimiento las arrastraba hasta la parte opuesta, donde cuatro cepillos giratorios la limpiaban.


CRIBA PARA CLASIFICACIÓN DE GUISANTES

Criba divisora para guisantes. Estaba formada de una criba giratoria, compuesta de diferentes telas metálicas perforadas con  agujeros de distinto diámetro Un aparato  mecánico regulaba el paso de los guisantes desde la tolva. Los primeros que salían a través de la tela más próximas a la tolva, son los guisantes de menor tamaño, luego los  medianos, por fin, los más gruesos. 

Casi todas las fábricas los separan en cuanto a tamaños, que señalaban con los números 1, 2, 3 y 4 o con las palabras extra-finos, finos, etc.




MÁQUINA PELADORA DE ESPÁRRAGOS.

Se separaban los espárragos por tamaños se agrupaban en manojos que se pelaban y se cortaban a una longitud de 22 centímetros.





TORNO PELADOR DE ALCACHOFAS

Tenía un receptáculo de cobre donde se introducía la alcachofa, giraba con rapidez y gracias a la hendidura lateral provista de un afilado cuchillo se iba pelando.





LAS MÁQUINAS  DE LA CONSERVA DEL TOMATE.
Desde fórmulas industriales y procedimientos muy básicos  las conserveras riojanas desde 1858 van evolucionando, siendo el tomate, una de sus señas de identidad más importante y uno de sus grandes logros la popularización en España de su consumo.  
Las más frecuentes preparaciones de las fábricas riojanas era el tomate natural pelado y la llamada pasta fina de tomate. Esta última la describe el catálogo de Trevijano e Hijos, como: "doble concentrada por el vapor al vacío al estilo italiano" . La razón por la que se optó por este tipo de preparado, era que los exportadores, es decir, las grandes fábricas, se ahorraban gastos en los fletes para conseguir el mismo rendimiento a la vez que reducían los gastos en los envases.

Esta innovación, supuso la incorporación trituradoras/prensas algo más avanzadas, unos novedosos depósitos esféricos para someter a una elevada presión a esta materia prima para provocar su concentración.

Las máquinas y artilugios del tomate:












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El extracto de tomate concentrado al vacío, la llamada pasta fina de tomate riojano.

Después de este prensado, la salsa se sometía a una temperatura de 80º que destruía los fermentos y era aspirada directamente por unos cuerpos esféricos, donde se concentraba a una presión de 70º, que la hacía hervir hasta los 42º C.

Las latas, sobre todo las grandes, se llenan directamente del aparato por medio de grifos. Se soldaban y se esterilizaban.







PRENSA PARA MACEDONIAS CON DIFERENTES FORMAS




MÁQUINAS PARA CORTAR JUDÍAS VERDES EN ROMBOS






MÁQUINAS PARA CORTAR EN RODAJAS FRUTAS Y LEGUMBRES

Eran de fácil empleo, sencilla e ingeniosas podía cortarlas con un grosor de 3 a 15 milímetros de espesor.








MÁQUINAS PARA CORTAR VERDURAS.





MÁQUINA PELADORA DE PATATAS, RAÍCES Y FRUTAS

Servía para pelar manzanas, peras, almendras, avellanas, patatas, zanahorias etc., Era un aparato que prestaba importantes servicios. Las paredes y el fondo estaban formadas de un enrejado de tela metálica, el fondo giraba con movimientos rapidísimos alrededor del propio eje. 

Cargada la máquina y puesta en movimiento, su contenido, obedeciendo la fuerza centrífuga, era lanzado repetidas veces, contra las paredes del aparato. La carga y la velocidad debían de estar en consonancia con el producto que se quería pelar.







MÁQUINAS PARA PELAR FRUTAS Y TUBÉRCULOS

Las tres se movían a mano con un funcionamiento muy sencillo.















MAQUINAS PARA DESHUESAR FRUTAS

Este modelo se construía en cinco tamaños diferentes.  El nº 1 deshuesa des 300 a 400 kg de cerezas por hora; el nº 2 de 270 a 300 kg; el nº 3 de 180 a 200 kg; el nº 4 40 a 50 kg. Las frutas desde la tova, van a colocarse automáticamente, bajo una batería de punzones, cuyo número variaba de de 40 a 6, según el tamaño de la máquina. Los huesos se apartaban a un lado y las frutas a otro.

 




MÁQUINAS DE PICAR

Servía para carne, verduras, etc., picando 90 kg por hora, y era de suma utilidad, tanto en las grandes fábricas como en las de poca importancia.





CALDERA PARA MERMELADAS.

Era de cobre estañado y tenía doble fondo, cubierto el interior  de cobre, el fondo exterior de hierro colado. Esta caldera estaba fijada sobre sólidos soportes la tapadera cerraba de forma hermética. Tenía un tubo especial en el interior del aparato para el vapor acumulado, y, asimismo, un cristal que permitía seguir el proceso de cocción.

 

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Índice

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