CEFERINO RODRÍGUEZ PECIÑA Y LAS PASTILLAS DE CAFÉ Y LECHE 'PUENTE DE HIERRO' UNA MARCA CON MEDALLAS INTERNACIONALES EN 1915
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Después de aquella “hazaña”, justamente pudo publicitar en el 'Indicador de la Provincia 1916' (reverso de la portada): que sus pastillas de café con leche eran “las únicas que en venta ambulante tenían premios internacionales”.
Resulta interesante contextualizar (ver imagen dcha.) que existía mucha competencia en este sector confitero y que la "venta ambulante" en la estación de ferrocarril estaba regulada (prohibida), por lo que es aún más genial, que Ceferino, al igual que los más afamados fabricantes que tenían representantes y depósitos en muchas provincias españolas, utilizara el recurso publicitario de los premios para distinguirse y promocionar su venta.
PD. La familia de Ceferino, también pasó a la historia cotidiana de Logroño por las barcas de Ebro conocidas por las "Barcas del Pasti", apodo que hace referencia a la fabricación de pastillas de café y Leche.
La elaboración de pastillas de café y leche fue desde el s. XIX una actividad industrial de éxito que dio fama a Logroño. Existieron importantes fabricantes encabezados por los descendientes de la Vda. de Celestino Solano y otros hoy menos conocidos, pero que retratan historias de esfuerzos personales, de duro trabajo diario y también de ingenio cotidiano,
Una
de estas biografías extraordinarias es la de Ceferino Rodríguez Peciña que
junto a su mujer Constantina Sánchez Suverbiola se dedicaron en las proximidades de la Estación de Ferrocarril de Logroño, al
menos desde 1906, a la venta ambulante de las pastillas de café y leche.
Entorno
a los años 1914-15 esta empresa familiar dio un salto importante en su
trayectoria cuando solicita con el nº 25038 una marca de fábrica titulada ‘PUENTE DE
HIERRO DE LOGROÑO’ y buscando quizás, la acreditación de su recién registrada
marca, participa en dos Exposiciones Internacionales: la de Roma y la de París
de 1915.
Ceferino Rodriguez Peciña y las medallas de las Exposiciones internacionales
A punto estuvo Ceferino Rodríguez de no poder participar en las exposiciones internacionales de Roma y París en las que ganó en ambas, medalla de oro y diploma como reconocimiento a la calidad de las pastillas de café y leche fabricadas en su industria familiar.
En 1915 con la I Guerra Mundial celebrar la ‘Exposición Internacional del Progreso Moderno’ de París fue una cuestión complicada, pero finalmente, por voluntad expresa de la Asamblea de Francia se consideró que era un tema de Estado por su importancia propagandística, así que desde éste órgano legislativo, se "ordenó dar todo tipo de facilidades para su celebración y asistencia de los visitantes de los países neutrales y aliados".
En 1915 con la I Guerra Mundial celebrar la ‘Exposición Internacional del Progreso Moderno’ de París fue una cuestión complicada, pero finalmente, por voluntad expresa de la Asamblea de Francia se consideró que era un tema de Estado por su importancia propagandística, así que desde éste órgano legislativo, se "ordenó dar todo tipo de facilidades para su celebración y asistencia de los visitantes de los países neutrales y aliados".
Algo similar sucedió en otros eventos programados para ese año, como la 'Exposición Internacional Agrícola Industrial' de Roma o la Universal de Panamá – San Diego que se celebraron a pesar de la contienda bélica.
Después de aquella “hazaña”, justamente pudo publicitar en el 'Indicador de la Provincia 1916' (reverso de la portada): que sus pastillas de café con leche eran “las únicas que en venta ambulante tenían premios internacionales”.
Resulta interesante contextualizar (ver imagen dcha.) que existía mucha competencia en este sector confitero y que la "venta ambulante" en la estación de ferrocarril estaba regulada (prohibida), por lo que es aún más genial, que Ceferino, al igual que los más afamados fabricantes que tenían representantes y depósitos en muchas provincias españolas, utilizara el recurso publicitario de los premios para distinguirse y promocionar su venta.
Debieron ser sin duda, unos caramelos excepcionales ya que según dicen: “una vez se presentaron en su obrador unos clientes americanos queriéndole comprar toda su producción, ya que eran las únicas que aguantaban perfectamente los avatares del viaje a ese continente”.
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Desde
aquí quiero agradecer al nieto de Ceferino Rodríguez, quien ha querido
compartir la memoria familiar e industrial de su abuelo facilitándome las
fotografías excepcionales de las medallas, diplomas y plancha que acompañan
este post. GRACIAS RAFAEL.
Da gusto conocer más en profundidad la historia y personajes de tu ciudad.
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