LAS LEJÍAS QUE MATAN MICROBIOS LLEGAN A LOGROÑO.



El invento de la lejía tuvo su origen en Francia en el s. XVIII, en una fábrica del conde de Artois localizada en Javel. El nuevo preparado llamado agua de Javel, tenía poder blanqueante y fue mejorado por Alvan y Vallets, al desarrollar la lejía de hipoclorito potásico en 1792 y más tarde, el farmacéutico Labarraque en 1820 cambió el potasio por el sodio. Finalmente cuando L. Pasteur, a finales del siglo XIX descubrió que la infecciones y transmisión de enfermedades se deben a la existencia de microorganismos se popularizó su uso como desinfectante.

Pasó de emplearse principalmente en el blanqueamiento de la ropa, a convertirse en un desinfectante polivalente. Este post es una microhistoria de como se fue incorporando su uso en Logroño y en la vida de todos.


El terror a los microbios y la lejía que los mata.


Quizás sea fácil comprender el éxito de lejía, tras leer el texto de una carta al periódico La Rioja del año 1897, en el que se reclama de una forma muy gráfica al Ayuntamiento de Logroño la necesidad de una estufa de desinfección municipal. En esta demanda se transmite claramente el miedo a la enfermedad, son momentos en los que se tiene conciencia que los microbios eran su causa: 

"Trasladémonos a la cama del enfermo con su escupidera, vaso de noche, encerrado aquel en una sala donde el aliento, el hálito de las deyecciones y excreciones impregna  el recinto, cuyo ambiente  no puede renovarse las más veces por temer a que un enfriamiento brusco precipite una contraria e inesperada crisis, amén de los esputos que allí permanecen debajo la almohada, y por añadidura el constante sudor impregnando las sábana, que tampoco puede cambiarse y que por la mugre y temperatura son asiento de organismos de mil especies no clasificadas, entre las cuales hay que  suponer las determinantes de la infección específica...

La concienciación de la necesidad de la desinfección de la ropa, de los hogares y enseres a finales del s. XIX es una realidad, que se asimilará rápidamente gracias especialmente a las epidemias de cólera,  diftería... que se producen.  (Ver post: lavaderos y coladeros públicos en Logroño)

Breve y significativa referencia a la epidemia del cólera de 1857 en la prensa nacional

*El censo de 1857 de Logroño y sus barrios nos da una población de 10.711 h. la mortalidad del cólera y sus consecuencias fueron enormes.


LAS LEJÍAS LÍQUIDAS QUE SE COMERCIALIZARON EN LOGROÑO A FINALES DEL S. XIX Y PP. XX.


LAS LEJÍAS LÍQUIDAS.

Hasta la llegada de las lejías líquidas, tenía mayoritariamente dos usos: El tradicional enlegiado/blanqueado de la ropa con cenizas (en algún caso agua de Javel o Labarraque) y el procedimiento de lavado en las llamadas enlegiadoras que eran aparatos que desinfectaban la ropa gracias al calor + jabón + lejía.
Anuncio de 1871 del Imparcial.
Las lejías líquidas van sustituyendo a los "enlegiadoras" en el lavado de la ropa.

Un fabricante de finales del siglo XIX en su prospecto deja claro sus ventajas:
Marca registrada en 1947

Su empleo está al alcance de todas las clases, es decir su baratura. No hay necesidad de ir a los lavaderos públicos, donde frecuentemente se contagian la ropa por estar en contacto con la de enfermos. 
Se hacen las coladas en casa con comodidad, limpieza y sin interrumpir las faenas domésticas. Aumenta la duración de la ropa, no quema ésta, ni las manos, economiza, jabón, leña, tiempo, trabajo, y dinero, blanquea la ropa aunque no le de el sol, la desinfecta, quita las manchas de tinta, vino frutas, vinagre y otras. Después de emplearla en la colada, sirve para fregar suelos, limpia la loza, cristal y demás vasija del baño.

 ¡Todo un progreso en la higiene y limpieza!

Se podía comprar embotellada y a granel y su uso era el siguiente
:
En un cubo de madera se mezcla UN LITRO de lejía con 35 de agua fría en verano y tibia en invierno. Después de lavada la ropa en la forma usual, se colocan las piezas una por una, bien extendidas, sin apretarlas, procurando poner las prendas más sucias en el fondo y las más limpias arriba, teniendo cuidado que el líquido las cubra bien, se dejan de esta forma una noche y luego se aclaran. Las manchas de vino, tinta etc., deberán mojarse un poco antes con poco de lejía pura.


LAS LEJÍAS DE LA FÁBRICA DE JABÓN.

A partir de 1890 se comercializó en España la lejía liquida que era más moderna que la tradicional obtenida principalmente por las cenizas de la combustión de las maderas duras. Este preparado su usó tanto para el lavado de la ropa, como saneamiento de otras superficies fregados de suelos, desinfección de utensilios etc.
 
Jabones y lejías, los primos hermanos.

Testigo muy esclarecedor de esta vinculación entre la elaboración de jabones y lejías es el anuncio que se reproduce de la Fábrica de jabones de Anselmo Franco, situada en Logroño en la zona de Valbuena, que también vende, elabora lejías y regala la sobrante de la fabricación de jabones. (Ver panel)

Se tiene noticia que en 1899, en Logroño se expendía en las tiendas de comestibles la llamada "Lejía logroñesa", que probablemente fue un caso similar al anterior, es deciruna lejía residual de la fabricación de jabones comercializada a granel y no una marca con ese nombre. 

Fabricación de lejía en la industria jabonera

El Jabonero Practico de Manuel López Camuñas. de 1877, nos indica que por aquellos años la lejía para la fabricación de jabón se obtenía de origen mineral comprándola en determinadas droguerías, y era "una piedra muy dura y blanca como la nieve, pero a pesar de su dureza era soluble con agua fría, y aún mucho más, en caliente".

Gaceta Médica 1853
Son umerosas las recetas de diferentes jabones que contenían
la llamada  "Lejía de jabonero"


BARRIL CON SOSA SOLVAY
Así, cuando las lejías líquidas se popularizas en la última década del siglo XIX, no es una desconocida. Los jaboneros la conocen ya que formaba parte del cocido de sus jabones y era habitual en el sangreado de sus calderas. El sector de los drogueros también estaba familiarizado como proveedores de la materia prima para su fabricación.

Por esa época, también se consolida en sector químico industrial internacional que fábrica sosa. Entre estas industrias destaca por su novedoso proceso Solvay, empresa fundada en 1880 en Alemania que se establece en España en 1904. También se incorporarán otros avances como la electrolísis que favorecerá el abastecimiento de productos químicos esenciales para la fabricación de jabón y lejías.


LAS LEJÍAS QUE SE VENDÍAN EN LOGROÑO A PRINCIPIOS DE S. XX

A principios del s. XX a pesar de la mayor facilidad para la obtención de las materias primas, no son muy numerosos los fabricantes logroñeses de lejía y tienen una producción muy limitada. 

Dentro del gremio de los drogueros-farmaceúticos, comercios en su época no muy diferenciados, figuran como fabricantes de lejía, en la calle Norte Francisco Eraso, (ver panel), en la Vuelta del Peine Mariano Heredia, que al parecer era farmacéutico en Murillo de Río Leza. En la calle Barriocepo se localiza la fábrica de Juan de Dios García.
 
Al parecer, el sector jabonero riojano y logroñés fue insuficiente para suministrar la demanda de "lejías líquidas", y como en otros sitios, muy pronto se comercializaron las fabricadas en industrias más grandes situadas fuera de La Rioja. 

LAS MARCAS VENIDAS DE FUERA. 

Muy rápido marcas como la Estrella (1890), La Preciosa (1894) distribuida también por la fábrica de jabones "la Riojanita", podamos verlas anunciadas en el periódico La Rioja en 1895 poco después de ser patentadas (privilegiadas). Este dato nos da una idea de la rápida expansión que tienen en España las nuevas y modernas "lejías líquidas" y las dimensiones de determinadas fábricas que pueden suministrar este producto químico más allá de su ámbito local.  

A partir de 1900 las marcas que se distribuyen en La Rioja se multiplican, y por ejemplo, aparecen las lejías "Venus", "La Cruz Roja", "La Ibérica", "Las Tres Hermanas", "La Vizcaína"... y fabricantes como Salvador Casamitjana de Barcelona será propietario en 1902 de más de 13 marcas registradas entre de las que se encuentran, "La Estrella". "Conejo", "El Sol" "La Maravilla", "Esquella", "La inglesa", muchas de ellas con distribución en La Rioja. 

Como caso curioso, se puede destacar el de "La Aragonesa", que empieza vendiendo su lejía en Logroño en 1914, y años después, descentralizará su producción y elaborará esta marca además de en Zaragoza, en la capital riojana.


En la década siguiente, también a nivel regional surgen fabricantes como Gaspar Pozueta Diaz de Logroño que registrará la marca de lejía "La India", L. Ruiz de Autol "Nieve" o Hijos de Carlos Andrés de Haro en los años cuarenta "La Logroñesa".


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Nota: 

El término de lejía con el tiempo se utilizó con diferentes formulaciones. 

Muy pronto el Estado Español reguló las legías y determinó que son las que contienen 37 gramos de cloro, 40 gramos de alcalinidad cuántica o su equivalente de 56 gramos de carbonato sódico anhídrico (pudiendo cambiar estas cantidades de formar proporcional). El Manual Galallach de 1935 cita que se podía obtener una buena lejía comercial mezclando las dos siguientes disoluciones: 

a) Cloruro de cal 2,30 kg + 10 litros de agua. b) Cloruro sódico anhídrido 5 kg +10 litros de agua.



Comentarios

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1879-1905 LA COMPAÑIA VINÍCOLA DEL NORTE DE ESPAÑA (CVNE), SUS PRIMEROS AÑOS Y MARCAS EN ESPAÑA Y EE.UU.

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Índice

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