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RELOJES DE TORRE Y RELOJEROS EN LA RIOJA, LOS MANTENEDORES DE LA HORA OFICIAL

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Los relojes de torre pierden su razón de ser. Los horarios siempre han tenido gran importancia para regular la vida oficial, la militar, la litúrgica, pero sobre todo la laboral. Con  la revolución industrial  el horario de trabajo se adaptó progresivamente, y a partir del año 1919 con la jornada de  de ocho horas, se necesitó una mayor precisión que la proporcionada por los toques de campana de los relojes de torre que anuncian las horas y los cuartos.  Ahora, los minutos también cuentan, y para mucho obreros y empresarios, el reloj de referencia dejó de ser el de la iglesia o el ayuntamiento, para convertirse como el principal el de la fábrica.  Pero, en el mundo rural, y en la tareas agrícolas de los pueblos, se continuará durante mucho tiempo yendo a comer cuando sonaba la campana, y las jornadas de trabajo permanecerán de sol a sol o las condicionadas por la meteorología del momento.   Hoy, los relojes de torre, han perdido importancia incluso como referente horario, y